Thursday, January 19, 2012

VENECIA




Hace unas semanas escribí en el blog de Julio Rodríguez, en una de las entradas sobre su reciente viaje a Venecia. Lo traigo a colación porque su experiencia es calcada a la mía, solo que yo sufrí (o gocé, por mejor decir) el encantamiento que produce esa ciudad algunos años antes. He de reconocer que, como Julio, tenía serias reservas antes de visitar la Serenísima, porque la veía como un parque temático lleno de turistas furibundos haciendo fotos por doquier. Y, sí, turistas los hay a manojos, sobre todo en verano, que es solamente cuando, por desgracia, he podido visitar Venecia (salvo la primera vez, en el lejano otoño de 1989, pero esa fue una visita muy corta y, sobre todo, aún no hacía yo fotos), pero ni eso es suficiente para acabar con el encanto tremendo de una ciudad que es absolutamente única. Venecia para caminantes, dice Julio. En efecto, uno de los grandes placeres que nos proporciona esta ciudad prodigiosa es poder caminar con total tranquilidad, sin tener que preocuparse del horrísono tráfico rodado que nos acosa en casi todos los demás lugares del mundo (de hecho, hay un detestable anuncio de Mercedes en que un pijo oligofrénico le dice a su pareja que no quiere ir a Venecia porque allí, evidentemente, no podrá manejar su dichoso autito, que es, por lo visto, lo único que le proporciona algo de placer...)



Y, en relación a las masas, basta con andar un poco, con perderse por las callejuelas que se alejan del hacinamiento de San Marco o Rialto, para encontrarse con una ciudad muy tranquila, vacía incluso (en el mejor y peor de los sentidos: hace mucho tiempo que los venecianos están siendo expulsados por el precio disparatado de la vivienda) y tan hermosa que resulta incluso apabullante. En este sentido, nada mejor para alejarse de la barahúnda tour-operada que buscar alojamiento en un barrio como el Cannaregio, uno de los seis sestiere de la ciudad, en este caso el que ocupa el extremo noroccidental, donde es posible encontrar venecianos de verdad y bares y restaurantes donde (apenas) hay turistas y puede uno tomarse un spritz (o dos, o tres) escuchando conversaciones en el dialecto véneto... El Cannaregio contiene tantos encantos que es imposible enumerarlos: el Ghetto, Madonna dell'Orto, Santa María dei Miracoli, la Maddalena, Gesuiti, las vistas de la laguna desde Fondamente Nove, un paseo al atardecer por la Fondamenta della Misericordia, una Moretti o un spritz, o ambos, por la noche en la terracita del Profondo Rosso, una cena pantagruélica en el Paradiso Perduto...lugares que he visitado y cosas que he hecho en este último viaje cuyas fotos acabo de editar y publicar en mi web.

Para este viaje elegí llevarme la 5D2 y solo dos objetivos: el 17 TS-E para la arquitectura, sujeto principal con diferencia, y el 135L para los detalles y el foco selectivo. Pensé en llevarme solamente la magnífica Fuji X100, pero, conociendo ya la ciudad y habiendo "sufrido" un gran angular normal en mi anterior viaje, decidí que las lentes descentrables estaban para lo que estaban, después de todo, así que finalmente cargué la pesada réflex... Ahora me alegro, ya que la fotografía arquitectónica con las líneas verticales convergentes (salvo excepciones) me pone de los nervios, y el 17 TS-E es ideal para los, con frecuencia, angostos espacios venecianos. En cuanto al procesado, he usado bastante el plug-in Topaz Adjust, siempre en una capa diferente para decidir la intensidad del efecto (aparte de ajustar previamente en su propia interfaz los muchos parámetros posibles de este software) y enmascarando las partes que no me convencían (los cielos, por ejemplo), a los que di un tratamiento mediante capas de ajuste cuando lo consideré necesario. En fin, que muchas de estas fotos llevan un buen ratito de trabajo de edición... Habrá mucha gente a quienes este toque como de dibujo que da el (falso) HDR de Topaz Adjust no les guste, pero yo todavía no he encontrado ningún software de mapeo de tonos que lo supere. De hecho, aunque no es en puridad un plug-in para HDR, yo lo utilizo con frecuencia para darle el toque final a mis verdaderos HDR, ya que el microcontraste que es capaz de conseguir Topaz Adjust no tiene rival, en mi opinión, y cuando la imagen proviene de varias tomas, es decir, que el detalle de las sombras no se extrae de una zona subexpuesta, el nivel de ruido es bastante aceptable. En fin, me dejo de detalles técnicos que harán las delicias solamente de los frikis del Photoshop, y os dejo con las imágenes de esta ciudad increíble, que son lo que importa. Espero que os gusten!


 


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